Complejidades petroleras
Mientras los combustibles suben aquí, el petróleo para entrega en dos meses terminó febrero a US$90.68 el barril, su más bajo nivel en lo que va de año, y el crudo intermedio de Texas cerró a US$92.05, también su punto más bajo desde enero.
La baja no se debe a un aumento en la producción, sino a proyecciones pesimistas en cuanto a la actividad económica mundial. Como son proyecciones basadas en un amplio conjunto de variables, la reducción de precio puede ser muy efímera, lo que aconseja que no acomodemos nuestro consumo como si esa baja fuese permanente.
Entre los factores actuantes está el alto desempleo en Europa, los últimos datos negativos sobre el crecimiento de la industria en China, y el efecto que tendrá la pugna partidaria en los Estados Unidos (EE.UU.) en torno al límite de la deuda pública y el déficit presupuestario. Todos ellos se combinan para hacer previsible una expansión de la economía mundial y de la demanda de petróleo menor que la estimada.
Pero aparte de esos factores relacionados con las expectativas sobre la economía "real", es decir sobre el crecimiento de la actividad económica, hay un factor monetario que es aún más volátil.
Como el precio citado del petróleo está en dólares, cuando el dólar sube de valor, el precio tiende a bajar en una primera fase, hasta que vuelve a ajustarse en función del efecto que esa alza del dólar tenga sobre los flujos comerciales y financieros. Eso ocurrió ahora, pues el dólar cerró febrero a su mayor nivel en seis meses respecto de una canasta de monedas que incluye el euro, el yen y la libra.
Un ejecutivo del Deutsche Bank calificó ese factor monetario como propio de un mundo inusual, donde la prevista recuperación de los EE.UU. augura el fin de las medidas de estímulo monetario de la Fed y fortalece el dólar, mientras que las malas noticias sobre la economía mundial también lo fortalecen ya que es un refugio ante las crisis.