Cambio de logo
La Primera Dama de la República, al tomar posesión de su Despacho la semana pasada, presentó de inmediato un nuevo logo para su departamento. El atractivo diseño del logo, que presenta a tres personas -hombre, mujer y niño- sobre unas manos abiertas con los colores de la bandera nacional, simboliza, según afirmó la propia esposa del Presidente, el lugar central que la familia ocupará en las labores que desarrollará en lo adelante.
Esa presentación coincidió con otra, en el mundo empresarial, por parte de una de las mayores compañías del planeta. En efecto, Microsoft dio a conocer ese mismo día su nuevo logo corporativo, luego de haber mantenido el anterior durante 25 años. El nuevo logo, que abandona las letras cursivas y tiene a la izquierda un cuadro con cuatro colores, es introducido en un momento en que Microsoft se ha quedado por detrás de Apple y necesita que Windows 8 sea exitoso.
Por supuesto, los logos no se cambian por capricho. Hacerlo requiere de tiempo y recursos, comenzando por el proceso de decidir si el cambio es conveniente. Y luego de la modificación, muchas veces se desarrolla una campaña publicitaria para difundirlo. Son especialmente complejos los casos en que el nombre de la entidad se modifica, con frecuencia por causa de fusiones o adquisiciones de compañías. En esos casos el nuevo logo puede ser ya conocido, como sucedió aquí cuando Codetel pasó a ser Verizon y viceversa, o puede ser diferente, como ocurrió con el banco Chase Manhattan cuando adquirió a JP Morgan.
Pero aún si el nombre permanece igual, el propósito del nuevo logo es presentar una nueva imagen. Busca decir que de algún modo el concepto, carácter, actitud, dinamismo, cobertura, enfoque o prioridades de la organización han variado. Trata de mostrar que ha evolucionado y está acorde con los nuevos tiempos. Y suele perseguir marcar una diferencia con lo que había sido hasta ahora.