OIT pide más esfuerzos de países y empresas contra trabajo agrícola infantil
ROMA. Los gobiernos y las empresas deben realizar más esfuerzos para erradicar el trabajo agrícola que siguen desempeñando unos cien millones de niños en todo el mundo, señaló hoy en Roma una responsable de la OIT, Linda Deelen.
En un acto organizado con la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) con motivo del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, que se celebra el próximo 12 de junio, Deelen destacó que los Estados son “los únicos que pueden garantizar en última instancia que los niños no trabajen”.
La especialista en entrenamiento empresarial de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) consideró que la combinación de distintos factores hace “difícil” reducir las cifras de empleo infantil, según las cuales un 60 % de los niños que trabajan lo hacen en agricultura.
Entre las causas, apuntó que suele ocurrir que los propios empleados con bajos salarios llevan a sus hijos a trabajar porque necesitan aumentar sus ingresos o no tienen dónde dejarlos acompañados, al tiempo que la falta de inspecciones laborales en las zonas rurales aisladas fomenta ese tipo de prácticas.
Aunque las empresas puedan no ser las primeras interesadas en emplear mano de obra infantil, Deelen recordó que también ellas deben ser responsables y entender que “las compañías con niños trabajadores no son viables”.
Por su parte, el experto de la FAO Benjamin Davis incidió en que el origen del trabajo infantil está en la pobreza, que “influye en los hogares a la hora de tomar decisiones racionales como la educación futura de los hijos”.
Por eso, llamó a las empresas a cumplir con medidas de responsabilidad corporativa como respetar una edad mínima para trabajar y a garantizar el trabajo digno de acuerdo a los estándares de la OIT, a lo que pueden contribuir -dijo- políticas como las destinadas a mejorar los sistemas de protección social.
La responsable de Agricultura de la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación (IUF, por sus siglas en inglés), Sue Longley, afirmó que los códigos de conducta privados y las inspecciones “no son suficientes” para erradicar el trabajo infantil y deben ponerse en práctica otras alternativas a nivel global.
Subrayó que muchas empresas pueden respetar las normas laborales en determinados casos de cultivos o productos, pero tienden a incumplirlas en otras etapas de la cadena productiva.
Ante esa situación, Longley instó a trabajar en una agenda general para el trabajo decente y a llegar a compromisos concretos con las empresas y las comunidades locales para erradicar la mano de obra infantil a partir de una relación “de confianza”.
Según la definición de la ONU, no toda la participación de los niños en la agricultura se define como trabajo infantil, puesto que pueden ayudar a sus familias en pequeñas tareas siempre que no les dediquen demasiadas horas o se vean envueltos en labores peligrosas, no apropiadas para su edad o dañinas para su salud y educación.