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Punto de ruptura

Ante eventos catastróficos, surge la pregunta de si existe un nivel de pérdida o destrucción más allá del cual la recuperación deja de ser viable

Un día como hoy hace 88 años la capital dominicana fue devastada por el huracán de San Zenón. Para la gran mayoría de nosotros ese acontecimiento es sólo un relato que leemos en libros y artículos, pero es indudable que los daños provocados fueron cuantiosos. Ante eventos catastróficos de ese tipo, sean éstos de índole natural o provocados por guerras, epidemias u otras fuerzas, surge la pregunta de si existe un nivel de pérdida o destrucción más allá del cual la recuperación deja de ser viable.

Hace algunos años, dos economistas de la Universidad de Columbia se hicieron esa misma pregunta.Donald Davis y David Weinstein analizaron los efectos de la destrucción infligida a las ciudades japonesas por los bombardeos estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial. Dos aspectos fundamentales podían ser tomados en cuenta, siendo uno de ellos el nivel general de devastación que afectaba el país. Ya que la población japonesa no iba a emigrar en masa, y dados sus atributos de laboriosidad y disciplina, la probabilidad de recuperación nacional era elevada, como en efecto ocurrió.

Pero otro aspecto importante tenía que ver con las desigualdades en el nivel de daños entre las diferentes regiones del país. Era posible, en ese sentido, que las ciudades más golpeadas decayeran en relación con las que menores daños habían sufrido, al trasladarse personas y actividades económicas hacia estas últimas desde las más devastadas. De ser así podría hablarse de la existencia, en esas ciudades con mayor grado de destrucción, de puntos de ruptura desencadenantes de declives acumulativos, cuya presencia y ubicación dependen de la disponibilidad de alternativas menos afectadas. Los resultados de la investigación mostraron, sin embargo, una notable capacidad de recuperación aún en las ciudades que en peor estado quedaron.

Hiroshima se recuperó. Igual lo hizo Berlín. Igual lo harán Alepo y Damasco en Siria. Y lo hizo también Santo Domingo.