El ‘quille’ urbano contra el gobierno de Danilo Medina
A Junior Agramonte de la Cruz le gusta la contabilidad como profesión. Pero las limitaciones económicas le dificultan cursar la carrera, aunque hace cinco años que terminó el bachillerato. Como le pega al ritmo, se dedica a componer e interpretar rap. Se promueve bajo el nombre artístico de “El Contable”, y se apoya en el pegajoso género para expresar inconformidad con las políticas del Gobierno.
Consciente de lo difícil que resulta a “los invisibles de barrios” encontrar oídos en los gobernantes, ideó un tema en el que cuenta el secuestro del mandatario con la intención de obligarlo a escuchar sus inquietudes sociales.
“La delincuencia subía en el país lleno de frutos, los políticos robaban y los policías corruptos./Un día me detuve a analizar la situación, y que los daños y los efectos eran fruto de un mal patrón”.
“…Explícame por qué en el país hay tantos pobres, si aquí hay libre comercio y hasta se exporta el cobre./Si hay buena agricultura y el turismo está excelente, cómo va a ser que por hambre aquí se está muriendo gente…”, entona el joven residente en el barrio La Piña, de Los Alcarrizos.
Su rítmica protesta grabada el año pasado no figura entre las cifras acumuladas de manifestaciones llevadas a cabo en los dos años de gobierno del presidente Danilo Medina, pero forma parte de lo que el sociólogo Antinoe Fiallo Billini califica como el “quille urbano”, que según afirma, cada vez adquiere más y diversas formas.
Ese ‘quille’(enojo) generó 952 protestas durante 2013 y otras 421 en el primer semestre de este año, para un total 1,373 manifestaciones durante la gestión de Medina. Las cifras las aporta el Observatorio Político Dominicano (OPD) de la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode), y se basa en el monitoreo diario de los reportes periodísticos de más de una veintena de medios de comunicación digitales o impresos, tanto locales como nacionales.
Se agregan a estas cifras, más de una decena de protestas registradas por la prensa entre agosto y diciembre de 2012, cuando Medina agotaba sus primeros 100 días como presidente. En su gran mayoría, los manifestantes pedían castigo para los responsables de un déficit fiscal que el propio gobierno estimó en más de RD$153,000 millones, heredado de la administración de Leonel Fernández (2004-2012). De hecho, el propio ex presidente Fernández motivó decenas de movilizaciones sociales de grupos que demandaban que fuera procesado como principal responsable del déficit financiero. Los movimientos llegaron incluso a juzgarlo y condenarlo en forma simbólica en distintos actos públicos.
En aquella ocasión, miembros del oficialista Partido de la Liberación Dominicana (PLD) catalogaban las protestas de insólitas, y las atribuían a propósitos políticos de la oposición, encabezada por el ex presidente Hipólito Mejía que públicamente se había pronunciado a favor de la movilización social.
A dos años de gobierno, las investigadoras del OPD, Dilenia Medina y Diuris Betances, concluyen que, en los casos analizados, se trata de protestas con demandas reales, casi siempre procurando servicios de energía eléctrica y agua potable, así como obras de infraestructuras y mayor seguridad ciudadana. Medina aclara que no siempre esas actividades están enfocadas contra del Presidente, sino contra el Gobierno Central.
Por lo menos, el 45% de las demandas se dirigen al mandatario, según otro registro que realiza la Dirección de Información, Análisis y Programación Estratégica de la Presidencia (DIAPE).
El director de esa unidad, el sociólogo Ramón Tejada Holguín, señala que ese porcentaje se atribuye al mandatario, a pesar de que muchos de los reclamos tienen que ver con las autoridades municipales o contra empresas transnacionales.
“Debo aclarar que en nuestro conteo, tomamos en cuenta los anuncios de reclamos o demandas, muchos de los cuales no se materializan. Algunas tienden a agotarse en lo local, y son más que nada forma de llamar la atención del mandatario sobre los problemas de su entorno”.
Luego del mandatario, la segunda institución con más reclamos es el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) con 12 %, seguida del Ministerio de Educación con 6%. En cuanto a los motivos de las demandas, la DIAPE encontró que el 22% se relacionó con obras físicas, como caminos vecinales, carreteras, alcantarillados etc.; luego están las demandas salariales con un 10%; Medio Ambiente, sobre todo para rechazar las intenciones de la Falconbridge de explotar Loma Miranda, quedó en tercer lugar.
El área de Salud ocupa la cuarta posición, con el 6% de los reclamos; sigue la Seguridad Ciudadana y el agua potable, con un 5% cada una; y energía eléctrica y educación con cerca de 4%.
“Los demás temas fruto de demandas son migración, seguridad social, acciones contra la corrupción, justicia, derechos humanos, pero tienen porcentajes relativamente bajos”, indica Tejada Holguín.
Protestas Vs popularidad
Pese a las manifestaciones en contra de su gobierno, el presidente Medina se perfila como uno de los presidentes más populares de los últimos tiempos, incluso, de la región.
En abril pasado, la firma encuestadora mexicana Consulta Mitofsky, en su ranking sobre los mandatarios más valorados, colocó a Medina en el primer lugar con un 90% de aceptación. Incluso, le dio la categoría de sobresaliente, debido a que esa popularidad había aumento dos puntos porcentuales en relación con el año anterior.
A nivel nacional, los sondeos apuntan a la misma tendencia. En mayo pasado, la encuestadora Gallup-Hoy le daba a Medina un 89.3% de aprobación en la población.
El sociólogo Fiallo Billini duda que las encuestas traduzcan la realidad social, debido a que no se orientan a indagar sobre la cotidianidad de las personas, sino a liderazgos individuales.
"En las protestas lo que hay es una respuesta ante el deterioro de la cotidianidad de la gente. Las encuestas están mucho más cerca de cómo se conciben. Algunas se conciben para afirmar el sistema político nacional concentrado en valorar personalidades, porque a quien hace la encuesta le conviene que el sistema político siga centrándose en liderazgos individuales".
Desde la óptica gubernamental, Tejada Holguín plantea la falta de articulación entre las diversas organizaciones que protestan. Observa, además, que los sectores con menos acceso a los medios de difusión tienen niveles de satisfacción importantes con el presidente.
Para el sociólogo, el actual gobierno muestra preocupación por las necesidades ciudadanas, y lo expresa en las respuestas positivas a demandas de algunos movimientos sociales. "Y cuando hay respuestas, hay también una tendencia a realizar mayor demanda, porque se estima que existe la posibilidad de ser escuchado", plantea.
Falpo al ataque
Para los representantes del Frente Amplio de Lucha Popular (FALPO) tradicional en sus protestas callejeras, la lucha contra el mandatario seguirá. "¿Qué problema definitivo ha resulto el PLD? Ninguno. Entonces, las protestas han sido pocas. El pueblo le ha dado un compás de espera demasiado amplio a este gobierno, que en definitiva es más de lo mismo", comenta Gabriel Sánchez, vocero de una de las corrientes del movimiento.
Sánchez ve en Danilo Medina la continuidad del gobierno de Fernández, con la diferencia de forma porque "brinca charquitos".
También Raúl Monegro, activista del Falpo en la zona del Nordeste, sostiene que en estos dos años han realizado unas 40 protestas y con las mismas demandas de siempre.
"Si no se protesta no se hace nada nunca. Este pueblo se ha construido en base a la protesta, porque ellos (los políticos) nos han enseñado que sin eso no se hace nada".