Contrabando de carbón a la vista de todo el mundo
El bosque dominicano muere
JIMANÍ. "¿Qué quieren? ¡No dominicanos, pa tra, pa tra!" exclama enfática la mujer de tez oscura, unos seis pie de estatura y contextura fuerte que parece dirigir a un grupo de haitianos que transporta sacos de carbón de contrabando a través del lago Azuei.
Mientras vocifera, se aproxima súbita al vehículo de los visitantes (equipo de prensa) en aquella humilde comunidad ubicada entre Tierra Nueva y Las Lajas, quienes le manifiestan que están ahí para ver el lago.
"¡Pa tra, pa tra!", insiste, consiguiendo que los viajeros se dieran la vuelta. El resto de haitianos se mantiene atento: unos ríen, otros observan y algunos afilan machetes, mientras decenas de sacos de carbón -que consiguen con la depredación de los bosques de la parte sur dominicana-, reposan a la espera de ser montados en los pequeños barcos que utilizan para cruzarlos hacia Haití.