La transparencia

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La transparencia llegó a la vida política dominicana de mano de la democracia. Durante los 32 años de la tiranía trujillista,  esa  palabra ni siquiera era conocida con el significado que tiene ahora. Balaguer, hijo legítimo de la tiranía,   coqueteó  con la transparencia  y ordenó que los cheques expedidos por el gobierno para pagos de deudas fueran publicados en los periódicos indicando el monto y destinatario del pago. Y así se hizo, pero esa práctica duró poco. Después selló el tema con su expresión "la corrupción se detiene a la puerta de mi despacho".

Los gobiernos que sucedieron a Balaguer, perredeístas y peledeístas, le pasaron la mano a la transparencia, no la profundizaron. Las malas prácticas administrativas en el manejo de los fondos públicos se ocultaban y hasta se les cambió el nombre para suavizar  llamándoles "indelicadezas".

La ley de compras y contrataciones  vino a mejorar un poco esta lamentable situación cuando ya los dominicanos habíamos asentado en nuestro imaginario que ocupar un puesto en la administración pública, con acceso  al poder o al manejo de un presupuesto, era sinónimo de enriquecimiento.

Hemos avanzando en este terrero de la transparencia y la honestidad, sin embargo, todavía muchos servidores públicos ignoran   que estos principios son esenciales para mantener la confianza de la sociedad en sus instituciones gubernamentales y asegurar un funcionamiento justo y equitativo del Estado.

Los gobiernos en nuestras democracias caribeñas, en países bananeros, como despectivamente nos llaman en centros de poder del mundo desarrollado, no se sienten bien ofreciendo de manera continua, y cuando lo soliciten los ciudadanos, informaciones  relativas a cómo se gastó el dinero o se negoció un contrato, o se transfirió una propiedad  oficial al sector privado.

Se les hace difícil a quienes detentan el poder  en un momento determinado, entender que la información relevante debe estar disponible para todos los ciudadanos, de manera clara y comprensible, incluyendo la divulgación de decisiones gubernamentales, políticas, presupuestos y gastos públicos. La transparencia permite a los ciudadanos entender cómo opera el gobierno y se toman las decisiones  que afectan sus vidas. Además, fomenta la rendición de cuentas, ya que los funcionarios públicos se hacen conscientes de  que sus acciones están sujetas a escrutinio. 

El presidente Balaguer distribuyó los fondos del Partido Dominicano, propiedad de Trujillo, a su entera y total voluntad, sin reparar en que esa fortuna  pertenecía a todos los dominicanos. Nunca se ha sabido quiénes fueron los agraciados en esa repartición.

Todavía los dominicanos desconocemos cuál fue el procedimiento establecido por el presidente Leonel Fernández para entregar al sector privado las empresas de CORDE y los ingenios azucareros.

La ley de información pública representa un avance considerable  a tomar en cuenta, pero es necesario seguir adelante. El gobierno actual, con Luis Abinader a la cabeza, ha hecho esfuerzos en este tema de la transparencia siendo el presidente el más consciente de que cuando un gobierno democrático abraza la transparencia y la honestidad se fortalece la confianza de los ciudadanos en sus instituciones y se promueve una participación cívica más activa, contribuyendo a que los ciudadanos se sientan empoderados para tomar decisiones informadas y ejercer su derecho  a votar y expresar sus opiniones.

La transparencia y la honestidad son valores esenciales en un gobierno democrático. Son principios y garantía de que el poder será ejercido de manera responsable y en beneficio de la sociedad en su conjunto.

Luis González Fabra?